El de los 17 centímetros(Juan Cruz. Gh Argentina 2012)
Carlos sigue disfrutando de sus vacaciones. Está dando unas vueltas. Es la hora de la comida y está pensando en donde ir a comer. En un banco ve un grupo de guapos adolescentes. Cualquiera de ellos representa un delicioso pedazo de carne que le encantaría comerse. Uno de ellos, el más jovencito, va hacía el puesto de perritos calientes y Carlos no lo duda.
--ya sé que me voy a comer –dice para sí.
Va tras el chico. El jovencísimo adolescente lleva los pantalones bastante caídos pero los calzoncillos y la camiseta son del mismo color y no se distinguen, no se ve donde empieza uno y acaba lo otro. Los calzoncillos son negros y muy ceñidos. Sí se le marcan muy bien los dos glúteos. Se le remarca un trasero pequeñito pero bien sabroso. No se ve gordo pero tiene buen volumen. Carlos se pone al lado de este jovencito. Le mira demasiado el culo y se da cuenta que al adolescente lo está molestando, que se siente incómodo pero es que Carlos tiene ese pedazo de culo a tocar de su mano y no se puede resistir. El adolescente es rubito, con pelo rizado un poco largo. Impresionantes ojos bien azules. Carlos se come dos perritos calientes para estar un buen rato de ese chico que se pide una hamburguesa. Carlos está encantado con el chico.
--¡es que es preciosísimo¡ --dice para sí.
A Carlos le duele tener que dejar ir al chico, no sabe bien como entrarle. A parte que el jovencito adolescente no se ve muy interesado. Cuando se reúne con sus amigos, Carlos oye como el chico comenta a sus amigos:
--Mira que tocarme al lado del maricón.
Carlos se siente ofendido. Lo que menos quiere es que le echen fama de gay.
--me tengo que controlar.
Pero piensa en ese chico, en Iván y tiene ganas de repetir. Al fin y al cabo está lejos de su casa. Nadie lo conoce ahí. Una vez regrese lo que haya hecho quedará en su pasado y nadie de su entorno se enterará. Carlos se ha quedado muy cachondo, con ganas de cogerse a ese chico. Trata de calmarse.
--en la noche, en la disco… alguien conoceré.
De repente se da cuenta de un morenazo que va al lavabo. Lo ve de lejos pero se fija bien en él.
--¡que pedazo de macho¡
Le entran muchas ganas de tener algo con él y lo sigue. Carlos se pone cachondo al ver que está en el urinario. Culo aplastado. No es especialmente guapo pero tiene muy buen cuerpo. Carlos se pone al su lado y al ver cómo se la saca no puede evitar mirar impresionado y gritar.
--¡que grande la tienes¡
El chico lo mira serio. Carlos se calla avergonzado. Tiene miedo de haberse dejado llevar, que el chico se enoje con él, que le diga algo, que todos se enteren de lo que ha pasado. Eso es lo que más le preocupa. Eso y por segunda vez quedarse con las ganas. No quiere decir nada pero es que es mirar esa gorda verga y ponerse cachondo.
--perdona, no te quería molestar… pero es que yo la tengo tan pequeñita (se aparta y se la muestra, el otro no dice nada) y la tuya es enorme ¿qué te mide, 17 centímetros?
El chico de los 17 centímetros está nervioso. Se guarda su gordo rabo ante la mirada frustrante de Carlos . Agarra del cuello a Carlos que se asusta pero todo es muy rápido. Se encierran en el váter. Lo mira con tanta mala que Carlos en un primer momento piensa que lo va a matar. El otro se le tira encima y lo besa ardientemente. Es muy agresivo. Lo empuja hacia el suelo y lo ahoga metiéndole su gigantesca verga en la boca. No lo deja ni respirar. Carlos tiene arcadas pero está gozando. Es el otro el que domina, Carlos se está convirtiendo en su juguete sexual. Lo trata como un muñeco, hace que se levante, lo desnuda mientras se pone un condón. Es muy violento.
--¡¡grita, quiero que grites¡ ¡¡esto es lo que querías ¿no?¡
Carlos se aprieta los dientes con fuerza para no gritar:
--¡Dios que daño¡ --murmura.
Con Iván no lo notó tanto pero este sí le está rompiendo literalmente el culo. Le duele aunque lo goza mucho. El otro se traga sus jadeos cuando explota. Desaparece como ha aparecido. Deja a Carlos casi a en shock y con el preservativo usado a sus pies. Eso pone muy nervioso a Carlos . Enseguida lo mete en el váter y tira de la cadena. Desea que desaparezcan todas las pruebas. Luego se arregla la ropa. Se va cojeando un poco y tocándose el trasero. Con dolor y con placer. Quiere aprovechar al máximo sus días de vacaciones. Llenar su soledad con sexo, vive para el sexo. Luego cuando vuelva a su casa pensará sólo en el amor. No busca nada serio pero sí le gustaría encontrar a alguien con el que tener sexo aseguro.
--pero el de hoy no… otro no lo aguanto –dice sonriendo pero tocándose el culo con dolor.
Tarda un par de días en ir a una discoteca. Hasta que se le pasa el dolor de trasero. Se encuentra en el bar tomando una cerveza. De pronto sus ojos se van hacia un rostro angelical. Es un hombre, mayor que él. Muy guapo, de hecho nunca había visto nadie tan guapo. Carlos está seguro. Es una discoteca gay. El guapo está solo, se ve triste. Carlos babea por él.
--¡seguro que podemos tener algo¡ --piensa.
Carlos se pega al guapo. Balbucea.
--¿qué tal? Me llamo Carlos ¿te puedo ayudar?
El guapo se presenta como Mike. Verlo de cerca aún lo excita más y su acento extranjero lo pone más cachondo.
--¿inglés?
Mike hace que sí con la cabeza.
--¿te puedo invitar a algo? –Carlos .
Mike pide un güisqui. Se lo bebe todo de golpe. Carlos se da cuenta que está mal.
--si necesitas hablar… aunque no nos conocemos. me puedes considerar un amigo
Carlos lo que menos quiere es hablar pero todo es empezar. Triste Mike le dice:
--mi novia me dejó.
A Carlos se le atraganta lo que estaba bebiendo.
--¿¿tu novia?
Eso lo decepciona mucho. Mike no le aclara nada más.
--siempre me pasa lo mismo. No tengo suerte en el amor.
La belleza de Mike lo tiene cachondo y su tristeza lo llena de ternura. No se lo piensa. Están en un discoteca gay, no se va a enojar con él. Carlos lo agarra de la mano.
--no entiendo como la novia puede dejarte. Eres impresionante, nunca vi un hombre tan guapo.
Mike le medio sonríe y Carlos está derretido.
--tú también eres muy guapo –dice Mike acariciando el rostro de Carlos que se estremece.
Acercan sus labios y se besan ardientemente. Los dos se levantan de la silla y al dar unos pasos, Carlos se da cuenta que es cojo. Su impacto es evidente. Se rompe la pasión. Mike sonríe con resignación:
--se acabo todo ¿no..?tranquilo, siempre me pasa.
Carlos piensa que es un delito, que alguien tan perfecto, tan guapo tenga ese defecto.
--no, me sorprendió.¿que pasó?
Mike está acostumbrado a ese tipo de reacción. No se muestra enfadado.
--es de nacimiento. No quiero que te dé pena... sé que te molesta que sea cojo.
Carlos está demasiado cachondo para dejar escapar un hombre tan guapo que desea disfrutar de un rato sexo para olvidar su tristeza. Carlos agarra la mano de Mike y muy sensual se la mete dentro del pantalón y le dice con ironía:
--¿te molesta que la tenga pequeña?
--no. –dice Mike cachondo.
Se vuelven a besar. Entonces Mike hace gestos con la cabeza:
--¿Entramos?
--podemos ir a mi hotel.
--Es que no creo poder esperar tanto.
--Es que nunca he entrado en un cuarto oscuro…
--Ah ¿no…?¿y eso? pero ya tienes los 18 ¿no?
Los dos hablan con mucha sensualidad, con deseo. Carlos está muy excitado por el cogito, lo que menos quiere es quedarse sin el polvo.
--si claro.
Nervioso, con algo de miedo pero con muchas ganas de sexo. Carlos entra de la mano de Mike. Se da cuenta que Mike conoce el terreno, conoce a la gente. Mike le gusta mucho pero la verdad es que cualquiera de esos guapos le darían placer. Se había centrado más en el lavabo.
--¡esto es el paraíso, ya sé donde debo ir¡ --dice excitado.
Buscan un rincón discreto. Se besan mientras se sacan las camisetas. Luego Mike se arrodilla, le hace sexo oral durante un rato. Mientras Carlos no deja de agarrarle el trasero. Es muy grande y se muere por entrar dentro de él. No le dice nada. Ya imagina que todo está permitido. Carlos disfruta mucho al penetrarlo. Están bastante rato gozando el uno del otro. Ahora Mike, ahora Carlos . Dan recibe y gozan. Salen de la discoteca los dos juntos. Contentos de haberse conocido.
--No me quieres volver a ver ¿verdad?
Mike es muy guapo pero sabe que su cojera asusta. Carlos lo ve tan guapo y a la vez lo ve que se siente inferior a él y eso le sorprende.
--¡¿Porque eres tan inseguro? ¡eres guapísimo¡ Ya no eres un niño para comportarte así, para dejar que una cojera domine tu vida.
Aunque se acaban de conocer se tratan como amigos.
--Oye que tampoco soy un viejo--Mike riendo.
Mike tiene 26 años. Carlos lo ve muy mayor y eso es lo que le excita, que se deben llevar más 10 años aunque Carlos no le ha dicho la verdad sobre su edad. Mike le ofrece lo que busca, un cuerpo con el que divertirse mientras duren sus vacaciones y piensa aprovecharlo.
Mike Roberts es Mike:
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