Conchi y Emilio llegan a la casa de ésta. Las dos están seducidas por el guapo Carlos.
--¡¡tengo que volver a estar con él¡ --dice ella ansiosa.
--Déjalo tranquilo. Él ama a mi hermana.
A Emilio le preocupa mucho perder la presencia del guapo chico en su casa.
--¡yo no le pido nada, si ya nos acostamos una vez… pueden ser dos¡
Emilio mira suplicante a su amiga:
--hazlo por mí… a mi me gusta mucho.
Conchi lo da todo por Emilio pero no está dispuesta a renunciar a Carlos.
--¡tú no puedes tener nada con él y yo sí¡
Aunque adora a su amiga, Emilio no puede evitar sentir un poco de celos. Conchi sí ha tenido el chico que él desea y es algo que él está seguro que jamás tendrá.
--Mira que ayer le coqueteaste y él no te hizo no caso.
Conchi se molesta un poco.
--¡puedo estar con él siempre que quiera¡
Emilio lo mira con cara de bueno:
--para ti sólo es sexo. En cambio yo siento algo por él fuerte.
--pero bien que se la mamas al otro. El amor y el sexo no tienen nada que ver.
Aunque se reclaman se lo hacen por la confianza que se tienen.
--Pero es que me gusta mucho y no quiero dejar de verlo por mi casa –le suplica.
--pero es que yo sólo me quiero divertir con él…
Emilio mira a Conchi un poco preocupado.
--¡¡pienso ir todos los días al bar… hasta que caiga de nuevo¡ --dice ella.
--Si tienes que insistir tanto no vas a lograr nada.
Conchi confía en sus encantos. Emilio ha visto a Carlos demasiado frío y confía en que su desliz con Conchi fuera precisamente eso, que quiera en serio a su hermana.
--A él no le gusta que fuéramos. No debemos molestarlo.
--Eso no es nuestro problema… ¡somos clientes y nos tiene que atender como tal¡ --Conchi.
Emilio estaría todo el día pegado a Carlos pero se da cuenta que a él le molesta y no quiere hacerse pesado.
--Yo ya he tenido bastante con lo que visto.
Conchi está muy excitada.
--¡eso que tú no lo has visto por delante¡
Emilio se estremece con lo que ha visto ya verle el torso.
--hubiera sido demasiado, además no quiero ser pesado. No lo he tenido cerca pero almenos gozo de su presencia.
--¡pero yo me he hecho notar…¡ ¡¡me ha saludado¡
Emilio lo que ha visto ha sido un saludo forzado de Carlos a Conchi lo que le hace pensar que el chico se arrepiente de lo que han vivido
--si no le apetece saludarme no voy a provocarlo yo, hacerle hacer algo que no le nace.
--bueno –dice ella pícara—a mi me da igual que me salude mientras cojamos.
Las dos amigas se ríen y Emilio añade:
--Más que que me salude por obligación pues prefiero estas cosas, ir conociéndolo, saber de él, saber como se comporta en su vida normal.
--¡pues cuando tengamos que ir a tomar algo pues vamos ahí… Es lo normal. Ya que lo conocemos, es lo mínimo que podemos hacer¡
Conchi mira a su amigo con cara de traviesa y Emilio sonríe tímido. Le da vergüenza pero también le apetece mucho ir viéndolo.
Al día siguiente, en la escuela, Emilio va al lavabo. Le hace un gesto a Ronny para que lo siga. Ronny responde nervioso. Le da miedo que lo descubran pero le excita y goza mientras Emilio se la chupa. Carlos se acerca al lavabo. Emilio se sorprende al ver que él va a ir también. Van juntos.
--me ha gustado lo que ha dicho el profe de la libertad –va diciendo Carlos.
Ronny se da la vuelta y Emilio se olvida de él. Ahora se centra en ese chico guapísimo que tiene a su lado. Carlos con tejanos apretaditos, un cuerpo de infarto. Emilio está excitado, Carlos le gusta mucho. Le gusta estar hablando con él y le excita la situación. Emilio feliz pensando que le pueda ver la verga. Hay varios urinarios. Emilio se decepciona al ver que Carlos se ha puesto en la otra punta.
--¡era demasiado bueno para ser verdad¡ --murmura.
--¿decías? –le pregunta Carlos mientras se va desabrochando los pantalones.
Los solos movimientos de la mano de Carlos ya pone muy cachondo a Emilio. Ambos están muy nerviosos. Carlos quiere hablar con él pero no sabe qué decirle. Hablan del temario. Al hablarle, se separa un poco del urinario y entonces le ve bien el chorro y también la verga. Emilio se ha quedado hechizado mirando mientras que Carlos se sacude la verga.
--¿te pasa algo? –pregunta Carlos.
Es una pregunta más bien retórica porque Carlos se da perfecta cuenta de lo que está mirando Emilio pero no desea corresponderle así que no le hace ni caso.
--bueno pues ya nos vemos.
--si claro –dice Emilio que en realidad no ha hecho pis.
Emilio no se mueve y es que está casi en shock por la bella escena que ha visto. Carlos lo saluda y se va. Ese culito pequeñito pero bien apretadito tiene a Emilio bien cachondo. Casi sin darse cuenta se empieza a masturbar. Carlos se ha ido del urinario sin tirar la cadena y sin lavarse la mano. Con su herramienta ya crecida entre sus manos, Emilio se cambia de urinario para sentir toda la esencia del guapo Carlos. Está muy excitado pero no tarda mucho. Igual llega que ya está apunto de entrar el profesor. Emilio ve a Carlos y se pone caliente al recordar la imagen de su verga.
--¿Dónde estabas?¿porqué has tardado tanto? –pregunta Carlos.
Emilio se ruboriza.
--no, nada.
La presencia de Carlos, el roce de sus piernas. Sentir la mirada de él sobre la suya hace que Emilio pronto olvide la escena del baño y se centre en el amor. Quisiera preguntarle tantas cosas a Carlos pero nunca se anima y él se toma los estudios tan en serio. Va a pocas clases, luego se va a trabajar. Se muestra muy responsable.
--yo me tengo que ir ya… luego me pasa los apunte.
--si claro.
Carlos le sonríe y le guiña el ojo y Emilio se derrite. Va al lavabo y mete la cabeza bajo el grifo. No se inmuta cuando alguien entra. Es Ronny. Se muestra tímido.
--no sabía que estabas aquí.
Ronny se hace el sorprendido porque no quiere que Emilio se dé cuenta que lo estaba siguiendo, que le gusta que se la chupe. Ya se ha acostumbrado a que le hagan una mamada todos los días que hay clase y lo hecha de menos. Ronny se mete en el urinario. Emilio le mira el trasero y los movimientos de la mano con cara de depravado. Está amando a Carlos pero Ronny lo ayuda a desahogarse.
--que bueno que estás aquí… me debes algo.
Ronny sonríe con disimulo, es lo que quería pero no lo demuestra. Se aparta del urinario y se muestra con los genitales al descubierto. Hace como si no disfrutara tanto como disfruta, si todo fuera por el “chantaje” que le sometió Emilio días atrás diciendo que no contaría a nadie que se la ha chupado si le deja hacerlo todos los días. Se encierran en el wáter. Los dos con los ojos cerrados. Emilio imagina que es Carlos a quien se la está chupando y Ronny imagina que es una chica quien le está haciendo el trabajo. Igual los dos disfrutan y eso es lo que les importa.
Llega el fin de semana, Carlos llega a casa de los Mendoza . Se ha caído y se le ha roto los pantalones.
--¡sácatelos que ahora te los coso¡ --dice la madre.
Carlos se ruboriza.
--No hace falta.
Juan está delante de él.
--venga, que estamos en familia.
--¿es que me tengo que quitar los pantalones? –murmura Carlos a Juan algo tímido.
Emilio está observando desde el pasillo. Va a acercarse pero Juan lo siente y la mira inquisidora de su mellizo lo echa para atrás. Carlos se ha sacado los pantalones. Se sienta en una silla. Está de espaldas a Emilio, no le ve nada. La madre le va dando conversa.
--¿y cómo te van las clases?
Carlos le va hablando de los esfuerzos que hace para compaginar trabajo y estudios.
--hay que orgullosa debe estar tu madre, mis niños me salieron medio zoquetes. Los dos me repitieron juntos y encima sin trabajar…
Juan mira a Carlos riendo. Emilio no se ha dado por aludido porque sólo está pendiente de si se le ve algo de carne a su amado. Después de verle la verga tiene hambre de él, mucha hambre.
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