miércoles, 19 de agosto de 2020

Capitulo 16

Juan y Carlos se limpian con los calzoncillos del primero que tiran luego al piso. La situación, el rostro de Carlos al venirse, Emilio no puede más. Se encierra en su habitación a desahogarse él pensando en lo que acaba de ver




Carlos es el primero en despertarse al día siguiente. Lleva una camiseta y unos pantalones blancos. Cortos, de tela fina muy pegada a su cuerpo. Se le ve un buen culazo. Emilio sufre una fuerte impresión al verlo. Recuerda como días atrás él le tocó su trasero en medio de una broma así que le devuelve la broma. Es una excusa claro está. No se ha podía controlar. Le toca el trasero con toda la mano. Es como si fuera en medio de una broma, accidente.
--Hey --se queja Carlos.
Emilio sonríe travieso:
--ha sido sin darme cuenta…
A Carlos no le ha molestado pero no se muestra amable con él. Lo que desea es mostrarse distante. No quiere que Emilio se agarre confianza con él. Emilio se da cuenta de eso y le duele. Lo mira y suspira. Carlos está guapísimo, le gusta mucho. Isabel es la siguiente es despertarse.
--buenos días, cari –dice él.
Ella se muestra más fría pero se deja besar. A Emilio le da mucha rabia la actitud de su hermana. Para ella Carlos es casi como su esclavo y en cambio para Emilio Carlos es un Dios.
--Para mí él sería lo primero… todo –piensa.
Siente celos al ver a Carlos pendiente de ella, juntos en todo el momento. El perro, Verdú, se va animando. Saluda a todos. Carlos comienza a jugar con él. Se belleza lo excita y su ternura lo enamora minuto a minuto. 



Emilio está encantado de vivir junto a Carlos. De conocerlo en la intimidad, del minuto al minuto a su lado. Carlos está en el lavabo. Emilio no se atreve a acercarse pero se está pendiente. La puerta abierta, va caminando tímido.
--puedo hacer el que no me he enterado y entrar –va pensando pero a que el chorro de pis es fuerte y se oye por todo el pasillo.
Escucharlo orinar es algo que le pone cachondo a Emilio. Juan sale de la habitación.
--¿qué haces? –le reprocha a su hermano.
Emilio nervioso contesta:
--No, nada.
Juan fulmina con la mirada a Emilio y entra en el baño. Se refresca, Se lava los dientes mientras Carlos acaba de orinar. Luego los escucha hablar. Los celos hacia su hermana son fuertes pero cada más los celos hacia Juan son mayores. Emilio es consciente que no puede darle a Carlos lo mismo que le podría dar su hermana pero en cambio si no entiende porque es tan amigo de Juan y de él no. Los amigos siguen hablando.
--se nota que nos acostamos tarde, me he dormido. Ya hacemos tarde –Juan.
--Yo me quería duchar.
--Se nos va a hacer muy tarde, mejor nos duchamos juntos.
Carlos no le ve ningún problema. Emilio está pegado al lado de la pared escuchando.
--¿¿qué? ¿¿¡se van a duchar juntos? –dice para sí.
Los celos y la rabia lo consumen. Casi quisiera estar más en el lugar de su hermano que el de su hermana.
--¿nos podéis traer toallas? –grita Juan.
Emilio entra en la habitación de los padres. Trae dos toallas. Juan está en boxers apunto de bajárselos. Carlos sacándose la camiseta. Emilio le ve el ombligo y se derrite. Su hermano le cierra la puerta casi en las narices. Emilio va a la cocina. Mete la cabeza bajo el agua.
--¿¿¡pero qué haces? ¡¡estás tonto¡ --lo regaña Isabel.
Emilio la mira sofocado.
--¡es que estás más raro¡ --añade.
Emilio no le puede decir a su hermana que siente celos al imaginarse a su hermano y a Carlos los dos desnudos en la ducha, tocándose, tan juntos… Eso lo pone aún más caliente y sin importarle de lo que le diga su hermana mete de nuevo la cabeza bajo el grifo para tratar de bajarse la calentura. En la ducha hay risas, bromas. También hay deseo. Juan no imagina que Carlos es gay y se muestra desnudo sin problemas. Con los ojos cerrados mientras se va mojando la cabeza. El jabón desliza por su fornido pecho, sus genitales. Juan es muy guapo Aunque no tiene sentimientos hacia él pues que Juan está bueno lo está. A unos meses de cumplir los 18 es todo un hombre, torso velludo, levanta los brazos y se le ven las axilas muy velludas que es algo que le pone mucho y sobre todo… esos genitales. Carlos tiene que controlarse, mirar para otro lado: 
--Es tu amigo, no te pases… --dice para sí.
Salen al rato, los dos en toallas. Sus torsos desnudos. Emilio estaba pendiente y casi se desmaya. Carlos tiene un torso tierno pero es muy atractivo. Emilio se derrite. Tanto Juan como Carlos sienten el deseo de Emilio. Carlos nervioso hace el que no se da cuenta. Juan mira de reojo a su hermano con reproche. Emilio está ardiendo al verlos entrar en la habitación.
--¡¡están en bolas…¡ ¡¡los dos¡
Sería tan fácil entrar. Le echarían una bronca pero ya habría visto a Carlos desnudo.
--me gustaría tanto.
Tiene ya la mano en el pomo.
--puedo ir a buscar una toalla para ducharme. Es el cuarto de mis padres, tengo derecho.
No se atreve. No quiere que Carlos se enfade con él que piense que sea algo sexual. Le interesa su cuerpo pero también como amigo.



Emilio se refugia en casa de su amiga. Le cuenta todo lo que está viviendo. Le gusta pero está siempre demasiado ansioso.
--no sé si aguantaría así mucho tiempo.
Conchi está dispuesta a pasarse el día en casa de su amigo pero Emilio prefiere que no vaya. Teme que su alocada amiga haga algo que moleste a Carlos o que estropee su “relación” con Isabel.
--Mala amiga… ¿cómo me vas a prohibir la entrada en tu casa?
--Es que se puede liar… ¿y si él se enoja?
--O soy tu amiga, debería importarte más yo que ése al que apenas conoces.
Él pone cara de bueno:
--es que las dos cosas no tienen nada que ver… además siempre soy yo el que venía, tú te has acostado con él ¿que más quieres? deja que yo disfrute de lo que pueda…
--Está bien –dice resignada—que conste que soy mejor amiga que tú ¡mala amiga¡
Se hace la enojada pero de broma… se ríen y se abrazan.



Aunque le molesta un poco sentir el fuerte deseo de Emilio, Carlos prefiere hacer como si nada. Está anocheciendo, lleva unos pantalones muy cortos. Casi es más larga la camiseta.
--¿¿serán los calzoncillos? –piensa Emilio.
Le excita pensar que tras esa prenda, su amado Carlos está desnudo. Se levanta varias veces, va hacia el armario de las galletas. En un momento lado se agacha. Emilio le ve la goma de los calzoncillos. Está muerto de deseo.
--¡Emi, ayúdame¡ --le pide Juan desde la cocina.
Es un tono rotundo. Lo que quiere es dejar sola a la pareja. Juan regaña a Emilio.
--miras demasiado a Carlos y él no te pertenece.
Emilio mira a su hermano tímido.
--mirar no es malo.
Juan está preparando tortilla para los cuatro. Emilio lo ayuda a cortar patatas. 
--pero es el novio de Isa y a él no creo que le haga mucha gracia.
--¿te ha dicho algo? –Emilio nervioso.
--No porque es muy educado pero prefiero que te mantengas al margen, que ni lo mires.
--tú duermes y te duchas con él, ¿porqué yo no puedo ni mirarlo? –le reprocha.
Juan no le responde. Lo mira con dureza y le dice:
--No me hagas enojar.

En la mesa, Juan se sienta junto a Emilio y Carlos en frente con Isabel. Emilio suspira enamorado pero sabe que debe ponerse un bozal a su corazón. Le gusta disfrutar de la compañía de Carlos y lo último que desea es hacer algo que ponga en peligro esa unión entre los cuatro. Aunque él y Carlos no sean amigos almenos puede disfrutar de su presencia.

Es de madrugada. Emilio está soñando. Carlos y él se ¡están casando y por la iglesia¡ Los dos vestidos de calle. Tomados de la mano. Ellos están en los bancos de delante, juntos y solos. Detrás los invitados. La iglesia llena pero ningún conocido. Frente a ellos una mujer sacerdote que bendice su unión. 
--¿Carlos quiere a Emilio como legítimo esposo para amarlo, cuidarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?
Carlos le sonríe a Emilio que llora.
--sí quiero.
--¿Emilio quiere a Carlos como legítimo esposo para amarlo, cuidarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?
La sacerdote los declara unidos en matrimonio y se besan llenos de felicidad. Una felicidad que contrasta con la amargura de Emilio al despertar. Se abraza a su almohada llorando. Está seguro que su sueño de amor con Carlos jamás se verá realizado.

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