miércoles, 19 de agosto de 2020
Capitulo 22
Juan se sobresalta al despertarse desnudo y en la cama de su hermana.
--¿qué hago aquí?
Isabel se muestra feliz. Ya se ha vestido y ha permanecido todo el rato atenta al sueño de su hermano. Lo ha amado en silencio por años y ahora al fin que su sueño se ha hecho realidad siente ganas de gritárselo al mundo.
--tranquilo. Nadie ha entrado. Les he dicho a los viejos que has llamado, que comías fuera. Ya se han ido sin enterarse que estás aquí. Ahora sólo está Emilio.
--¿qué ha ocurrido? –Juan aturdido y con dolor de cabeza.
La mirada de ella lo dice todo. De la joven saltan chispas. Isabel siente que ha vuelto a nacer. Se le ha cumplido el sueño y se siente muy contenta. A Juan le avergüenza su desnudez. Se tapa con una mano mientras se levanta. La otra mano se la lleva a la cabeza. Atormentado dice:
--¿qué hemos hecho??¿cómo lo has permitido?
No recuerda bien lo que pasó. Le vienen pequeños flashes. Su tono es el de angustia reproche.
`--Yo te amo, es mi derecho a luchar con lo que pueda.
Tapándose como puede, Juan se pone el bóxer.
--¡somos hermanos¡ --se lo va diciendo para auto-convencerse ya que los flash que va recordando de lo ocurrido horas atrás lo están excitando y eso lo atormenta.
--Ya no nos podemos echar atrás –dice Isabel.
Juan se acaricia el pelo nervioso.
--¡somos hermanos, debemos olvidar esto¡
Isabel se muestra apasionada.
--Yo te llevo ya dentro de mí… en mi piel.
--¡que hemos hecho¡ ¡esto no debió pasar¡ --muy angustiado.
Isabel quiere abrazarlo pero él no la deja.
--Ya no nos podemos echar atrás –apasionada.
--¡debemos olvidarlo¡
Ella se va acercando y él se va alejando de ella. Se tropieza y cae sobre la cama. Es cuando se da cuenta de la mancha que hay en la sábana y eso lo angustia aún más.
--¿¡¡eras virgen?¡
--¿crees que soy una perdida? –le reclama ella.
Juan salta de la cama. Da golpes contra la pared.
--¿y ahora qué hacemos?
Ella lo abraza por la espalda y a él le preocupa darse cuenta que le gusta. Ella lo besa en el cuello. Es muy dulce.
--Ahora nos pertenecemos. El alcohol te ha liberado. No tenemos porque frustrarnos.
Juan se gira y mira a su hermana con reproche:
--¿Cómo has dejado que te hiciera una cosa así?
Isabel lo acaricia y a Juan cada vez le gusta más que su hermana lo toque.
--Yo deseaba que fueras el primero.
Juan se aparta de ella escandalizado por sus palabras y por lo que él está sintiendo.
--¡somos hermanos¡
--Ya no nos podemos echar atrás. He sido tuya y tú has sido mío. Yo siempre recordaré que fuiste el primero. Ya no me puedes decir que somos hermanos…
--¡estaba borracho¡ --se justifica.
--Gozaste.
Juan sabe que es verdad. Isabel lo sigue acariciando por el torso y él va derritiendo. Le da un pequeño empujón y se aparta de ella.
--¡No, no puede ser¡
Sale de la habitación en calzoncillos y entra en su cuarto. A Emilio le sorprende verlo y casi desnudo. Igual jamás imaginaría la verdad.
--¿¿de donde sales?
Juan no le contesta. No cree que Emilio llegue a entender que se acostó con su hermana y prefiere callarlo. Ve que Emilio tiene unas flores sobre la cama.
--¿y esas flores?¿porqué no las pones en agua?
--Eran para Isa, de Carlos. No las ha querido.
Juan se estremece al pensar en su hermana, en que ha gozado con sus caricias pero también le duele Carlos, lo que pensará él por haberse acostado con su madre y ahora con su casi novia.
Al cabo de un rato, Juan sigue tumbado en la cama, en bóxers. Pensando en Isabel, en la madre de Carlos, en éste. Ya los sentimientos del joven no están nada claro. Con la madre de Carlos ya no va a insistir pero con Isabel… No sabe qué hacer. Se ha acostado con su hermana. No es algo fácil de digerir y lo peor es que le ha gustado. Le está gustando lo que está recordando. Está metido en sus pensamientos, no se da cuenta que Emilio, desde la puerta, le está hablando.
--¿me estás escuchando?
Juan se sobresalta.
--¿qué?¿como?
Emilio se acerca a él. Se sienta a su lado. Le pone la mano en la pierna. Se muestra fraternal.
--tú también estás muy raro.
Juan se incorpora en la cama alterado.
--¿también?
--Isabel llora, está rara. Dice que se quiere morir.
A Juan le duelen las palabras de su hermano. No dice nada. Se levanta y va hacia la habitación de Isabel que llora sobre la cama. Ella se emociona al verlo, él se acerca conmovido. Se sienta a su lado preocupado.
--¿Es por mi?
--Claro que es por ti.
Ella lo abraza con angustia y desesperación:
--¡te amo, has sido el primero y me dejas¡
--Somos hermanos… --dice él con desesperación.
Ella lo va acariciando, lo va besando por todo el rostro.
--No lo somos.
A él le enternece la desesperación de ella.
--es una locura.
--te amo.
Él la protege con sus brazos y ella es feliz.
--que sea lo que tenga que pasar –dice él preocupado.
Pero ninguno de los dos quiere parar esa relación. Isabel lo ama y a Juan le preocupa que se ha dado cuenta que la ve como mujer pero que todo el entorno se les va a tirar encima. Se van besando sobre la cama, se van desnudando. Las pasiones se desatan.
--espera, espera… --jadea él.
Ella está encima de él. Lo ama, lo desea y quiere explotar al máximo lo que está viviendo. A Juan le sorprende ver que su hermana tiene preservativos.
--¿De donde los sacaste?
--Se los robé a papá. No sé en el fondo esperaba que un día me vinieras a buscar y quería estar preparada. Si fuera por ti lo hubiéramos hecho a pelo pero…
Juan se siente avergonzado de su actitud y la besa para callarla. Los dos desnudos en la cama. Conscientes de lo que hacen, ya no pueden echarse atrás. A Juan aún le sorprende ver a su hermana poniéndole un preservativo con la boca, haciéndole sexo oral pero cada vez le gusta más. Es una entrega absoluta para ambos. Lo prohibido lo hace excitando. Siendo hermanos legalmente, en la casa en la que viven, con el hermano a pocos metros. Al rato, ella reposa en el torso desnudo de él. Es una mujer plena y feliz que disfruta del hombre al que ama sin importarle nada. Él está gozando de su hermana y eso le preocupa.
--Esto es una locura, no nos van a dejar estar juntos… aunque no llevemos la misma sangre somos hermanos…
Ella besa el torso de él
--Tú siempre en el fondo nunca me vistes como tu hermana, sé que me mirabas como mujer…
--Nos van a matar--dice angustiado.
Ella se aferra a él.
--No le importa nada.
Hay otra cosa que le preocupa a Emilio.
--¿y Carlos? Me va a odiar más de lo que más le odia.
A Isabel ya no le preocupa que Juan se haya acostado con la madre de Carlos porque ha sido el detonante que la ha llevado a los brazos de él.
--Tú sabes que nunca me interesó. Le seguí la corriente porque no podia tener al hombre que amo… tú.
Se sonríen y se besan. No les importa si el mundo se derrumba, juntos se olvidan de todo.
Está ya anocheciendo, Emilio se ha acercado al bar donde trabaja Carlos. Lleva un ramo de flores que se está marchitando por falta de agua.
--¿y eso? –pregunta Carlos.
--No me ha dejado entregarle el ramo.
--¿Cómo?
--Isabel no las ha querido. No he sabido que hacer.
A Emilio le duele mucho ver a Carlos interesado en su hermana y a ella pasando de él. Juan e Isabel están juntos en la habitación de ella. Vestidos pero besándose. Los interrumpe el celular de ella. Es Carlos.
--¿no vas a tomar la llamada? –pregunta él celoso.
Juan se mantiene aparte mientras escucha como Isabel habla con Carlos que le pregunta si es cierto lo de las flores.
--Sí –dice ella.
--¿porqué? –pregunta Carlos dolido.
--no me busques. Estoy con el hombre que amo y no quiero verte más.
Y le cuelga. Aunque a Juan le duele por Carlos, se siente satisfecho como hombre. Isabel se acerca a Juan coqueta.
--Ya soy libre, soy libre para ti. En realidad siempre fui libre para ti…
Juan e Isabel se olvidan de todo y siguen besándose y acariciándose. Por su lado, Carlos mira a Emilio dolido:
--Me dejó… tu hermana te dejó
A Emilio le parte el alma verlo así.
--Ella nunca te amó, está tan cerca quien te ama…
Emilio está temblando y Carlos siente el amor de él. A Carlos le gusta Emilio y ya no hay ningún motivo para que se reprima.
--¡¡ven, vamos¡ --le dice Carlos.
Emilio lo sigue ansioso.
--¿Dónde vamos?
Carlos no le dice nada pero necesita desahogarse. Piensa en dónde puede llevar Emilio para acostarse con él.
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